Puede sonar algo abrumador y carente de estética y belleza, sin embargo, su nombre engaña, y bastante.
El espacio negativo es todo aquello que no forma parte del elemento de principal atractivo. Los fondos detrás de un jarrón, la pared en torno a un vistoso cuadro, incluso el espacio libre de contenidos de una fotografía o de una pieza de arte son los llamados “espacios negativos” de este punto de exhibición.
Su nombre designa a lo que no es “positivo”, considerando así al principal punto de atracción. Por ejemplo, en una pared con un gran cuadro, este será el punto positivo y el resto de la pared será espacio negativo. Eso sí: para complementar la vista y resaltar la imagen (en este caso, la pintura) podemos complementar el espacio negativo con elementos, menores y menos atractivos, que eliminen el vacío, específicamente en lo que respecta a la decoración.
El espacio negativo es vital en la buena ambientación. Sin espacios negativos, o espacios vacíos y abiertos, todo sería un constante bombardeo a la percepción visual. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando ingresas a una tienda de artesanías y en cada mesón hay tantos elementos que no logras apreciarlos a todos, incluso algunos se escapan de tu vista.
Aplicado a la decoración en el hogar, por ejemplo, una pared repleta de cuadros y marcos sin al menos franjas vacías por arriba, por debajo y en medio, será una contraposición a lo que se busca lograr: la apreciación de las fotografías. Por ello, colgamos numerosos marcos dejando entre ellos espacios de separación, es decir: espacios negativos.
En una galería de arte se exhiben las piezas de los grandes artistas en paredes vacías, sin “competidores” de la apreciación visual. Es este campo o espacio negativo lo que permite que nuestra atención se enfoque en esa obra de arte y no en otra.
Así, el espacio negativo resulta vital. Pero al aplicar en casa la técnica, a veces puede que corras el riesgo de no llenar lo suficiente. Recuerda: demasiado espacio negativo hace la labor inversa, es decir, aleja tu atención y minimiza el impacto de la obra, en su apreciación.
Una manera de manejar el espacio negativo en el hogar es colocar elementos menores alrededor de la obra o de la pieza que quieres lucir. Tomemos el ejemplo de una pared con una lámina o una pintura algo grande. Has hecho tus mediciones y has colocado la pintura a buena altura, bien iluminada y centrada en esa pared pero, al alejarte, notas que el espacio se ve vacío y carente de vida.
Para no alterar el espacio negativo ni competir con la pintura, podrías colocar pequeños marcos vacíos en colores complementarios a ambos lados, o también dos elementos similares entre sí, pero que no compitan con la pintura, como platos decorativos, elementos, máscaras u otros. De esta manera, colocando los elementos en ubicaciones bien específicas (a igual altura, igual distancia de la pieza principal) podrás minimizar el impacto del espacio negativo y, al mismo tiempo, resaltar tu bella obra de arte, orgullosamente exhibida.