Para inundar la casa con aromas frescos que complementen una bella decoración e infundan buen ánimo en toda la familia, la aromaterapia recomienda el uso de esencias frutales.
Los aromas frutales refrescan y hacen un ambiente calmo en donde prevalece la serenidad, el ánimo o la energía. Según la aromaterapia, cada esencia tiene sus propiedades y con ellas se pueden equilibrar las emociones.
Esencia de pomelo
El perfume de pomelo tiene propiedades energizantes y a la vez relajantes. Es un poderoso aliado anti estrés y reduce la ansiedad, por ello se recomienda en las dietas para bajar de peso.
También se recomienda el uso de esencia de pomelo en lugares donde convivan muchas personas, pues promueve la serenidad y el orden.
Esencia de manzana
El aroma de manzana impregna de frescura los ambientes. Con esencia de manzana se hace velas aromáticas que incitan los recuerdos y traen emociones positivas.
Esencia de naranja
Los ambientes perfumados con naranja tienen un carácter dulce y refrescante. La naranja se asocia a la fertilidad, a la inocencia y a la gratitud, y sus propiedades son tranquilizantes, anti estrés y antidepresivas.
Se dice de este aroma que despierta la creatividad, trae alegría y un ánimo optimista.
Esencia de limón
Estudios han comprobado que el limón potencia la concentración, tranquiliza y ayuda a tomar decisiones. Oler limón es considerado un antiséptico natural y se le atribuyen, además, propiedades antidepresivas.
Esencia de mandarina
La esencia de mandarina es considerada revitalizadora y energizante. Además, es la esencia que se utiliza cuando hay una mujer embarazada en la casa, pues tiene un aroma muy suave, penetrante y dulce, que alivia el cansancio.
Las propiedades de las frutas como elementos de aromaterapia las percibimos a diario, al consumir este tipo de alimentos. Cada persona tiene su fragancia preferida y en base a esa preferencia y a las recomendaciones de aromaterapia, es que puedes utilizarlas para pefumar tu hogar.
Estos aromas puedes llevarlos a los ambientes de varias formas, como en cuencos de potpourrí, en aceites esenciales, en velas aromáticas, en inciensos, en jabones, perfumes o pulverizando el ambiente con un atomizador.