Dice un viejo proverbio que las apariencias engañan, y esto es muy cierto en la decoración de interiores, teniendo en cuenta que en base a los colores que se escojan y a los elementos que se utilicen y de cómo se dispongan, puede crearse la ilusión de un espacio más amplio, más estrecho, más alto o más bajo.
La ilusión óptica de espacio amplio la creas pintando con colores claros, mientras que con los colores oscuros logras el efecto contrario. Esto sucede porque los colores oscuros absorben la luz y los claros la reflejan, dando la sensación de amplitud.
Una ilusión de calidez la creas con un color cálido no demasiado oscuro, pues las paredes parecen estrecharse, dando la sensación de intimidad. Para hacer el efecto inverso, o sea alejar dos paredes que se encuentran muy juntas, píntalas con un color frío, como un celeste, verde, azul claro o en la gama de los violetas.
Para bajar un techo alto, píntalo de un color más oscuro que las paredes. La línea que divide a ambos colores puedes bajarla unos cuantos centímetros por la pared para hacer que el techo se vea más bajo aún.
De modo inverso, debes pintar con un color más claro que la pared si quieres hacer que el techo parezca más alto. Para potenciar los efectos de los tonos aplicados, ilumina la pared, ya sea con luz natural o artificial.
Para hacer que una pequeña tienda o comercio se vea más amplia, coloca un espejo de piso a techo en la pared que se encuentra frente a la entrada. La iluminación del local es importante y en este caso, píntala con colores claros, ilumínala con focos y procura no colgar demasiados objetos o exhibir demasiada mercadería sobre las paredes.
Importante es también la disposición de muebles y objetos para crear una ilusión de amplitud. Para comenzar, quita todos los objetos que obstruyan el paso. Puedes utilizar para ello estanterías verticales, armarios y organizadores. Ten en mente cambiar las puertas por puertas corredizas, para despejar los lugares de tránsito, iluminar más las áreas libres y dar la sensación de espacio sobrante. No cuelgues demasiados cuadros, tapices y objetos decorativos que recubran las paredes, así como también mantén las mesas y estanterías con pocos adornos.