La elección de los colores no sólo responde a una cuestión de gustos. Y aún si así fuera, ¿has pensado por qué algunos causan en nosotros sensaciones particulares, por qué nos abocamos a su elección y preferencia?
Es que los colores son elementos percibidos por uno de nuestros cinco sentidos, y causan en nosotros emociones y sensaciones, memorias emotivas, estados de ánimo particulares.
Aunque sólo los percibimos con la vista, cada color se asocia, dentro de nuestra mente, con gustos, aromas, sensaciones de tacto, con todo un abanico de sensaciones particulares. Así, podemos usar colores en la decoración para evocar en nosotros estados de ánimo, para estabilizarnos, para mejorar nuestro humor o con los más diversos fines. Tal práctica es conocida como “cromoterapia”.
La cromoterapia es la terapia o práctica que utiliza la percepción visual de los colores como herramienta de transformación, aprovechando conceptos preconcebidos, memorias, percepciones y la emotividad de la persona. No sólo intervienen los recuerdos, sino también los gustos y las vibraciones energéticas propias de cada color (que no es sino la refracción de la luz de una u otra forma).
De esta manera, el color se convierte en un lenguaje similar al de los aromas en la aromaterapia, al de la música en la musicoterapia, e incluso a la palabra en las terapias cognitivo conductuales, psicológica u otras, y que podemos tener en cuenta a la hora de elegir las tonalidades para decorar una habitación o un objeto en particular.
El color responde a sus características, a las nuestras internas, y también a los aportes de la cultura en la que hemos crecido. Por ejemplo, mientras que en nuestros países occidentales el blanco es el color de la pureza y el rojo es un color muy agresivo, apasionado, en la China y otros países asiáticos el blanco es el color del luto y el rojo es el de la alegría y la felicidad.
En cada cultura hay colores que quedan establecidos. Banderas, uniformes y otros elementos son usados para instaurar colores como marcas o señales: mientras que antaño el rojo se asociaba al partido comunista, la revolución comercial hoy lo asocia a una popular marca de bebida de sabor cola; mientras que –como dijimos- en China es el color de la felicidad y de la buena suerte, en occidente el rojo es la señal de peligro y advertencia.
Hay muchos factores que entran en juego a la hora de considerar la influencia de los colores en nuestra vida diaria. También nuestro gusto y recuerdos entran en juego: un color amigable y bien percibido en lo cultural (por ejemplo, el amarillo) puede ser percibido como peligro y mal por una persona que, por ejemplo, se haya visto en una situación amenazante en relación a este color. Una persona con alergia a las abejas, al polen, que alguna vez sufrió un ataque de asma en un prado de flores amarillas, tendrá una percepción especial sobre este color.
La cromoterapia es adecuada para vencer fobias y ansiedades, para obtener la relajación y la concentración, y para evocar en nosotros un abanico amplio de sensaciones que afectarán nuestras sensaciones, simplemente con su presencia en nuestro campo visual. Tenla presente a la hora de utilizar los colores para decorar tu habitación y cualquier rincón del hogar.