A veces nos sucede que nos despertamos por la mañana y, de camino al tocador, vamos observando el hogar, pensando sin querer en cuánto nos gustaría darle algunos cambios. Pero no podemos pintar las paredes de casa cada vez que necesitamos cambiar a partir de nuestro estado anímico. ¿O acaso sí podemos?
Pintar a diario no sería ni económico ni conveniente. Pero sí tenemos una idea para proponerte: crear una pared completa que puedas modificar a tu gusto. Para este trabajo utilizaremos telas de cuantos colores consigas, y velcro, mucho velcro.
Elige una pared para que sea tu fuente de inspiración diaria. Puede ser privada (por ejemplo, la pared en frente de tu cama, que sea lo primero que ves al despertar), o bien de visibilidad pública, como la del recibidor, de la sala, o la de tu oficina hogareña.
Prepara la superficie creando un fondo de color plano, como blanco, negro, o del color de tu preferencia. Lo ideal es conseguir el velcro (cinta de abrojo) del mismo color que el de la base. Luego de preparar la pared (pintándola si fuera necesario), mídela y divídela en una cuadrícula de la cantidad de cuadrados que prefieras. Pueden ser tantos como tú lo decidas.
Ya con la cantidad de cuadrados determinados, así como su tamaño, corta estas piezas en telas de colores. Si notas que debes reforzar los bordes, haciendo bastillas o dobleces, corta las piezas dejando el excedente necesario. Recorta tantos cuadrados de diferentes colores como así lo desees, de preferencia procura el mayor colorido posible, para luego ir colocando en el orden deseado.
Una idea es hacer más cuadrados de los necesarios para cubrir la pared. De este modo, si por ejemplo un día quisieras cubrir con tela amarilla, podrás hacerlo; y si al día siguiente quisieras colocar cuadrados de diferentes colores, también. Es a tu gusto, y según tus deseos del día.
Ya cortadas las telas, corta la misma cantidad de piezas en cartón gris, en cartulina o en entretela termoadhesiva. Coloca el velcro al centro de cada pieza. En la pared, determinando las columnas de la cuadrícula imaginaria, coloca una tira de cinta de abrojo que recorra toda la superficie en la cantidad de columnas que hayas determinado.
Por ejemplo, digamos que la pared elegida es de 3 metros de alto, por tres metros de ancho. Decidimos hacer pocos cuadrados: nueve cuadrados, de un metro de lado para cada uno. Recortaremos nueve piezas de 1x1m en cartón o en entretela, y colocamos al centro una tira bien prolija de velcro, en la parte de ganchos. En la pared, dividimos imaginariamente tres columnas. Al centro de cada una de las tres columnas, colocamos una cinta de 3m de velcro, de techo a piso. Así, podremos adherir cada cuadrado en su sitio.
Puedes reemplazar el velcro por planchas finas de magneto, colocando una plancha metálica en la pared, y otras al dorso de los cuadrados coloridos.