Como vimos en el artículo "Cómo secar flores y ramas para decoración", podemos usar distintos métodos. En esta nota veremos dos más, usando gel de sílice y glicerina.
Cuando se trate de ramas u hojas, podemos usar el método de secado por glicerina (no lo emplees en flores porque no quedan bien).
Consiste en sumergir las ramas por completo en una solución de agua con glicerina, por partes iguales. La glicerina evitará que el agua se evapore, así que podremos dejarlas durante varios días. Este sistema produce la sustitución de la humedad de las ramas y hojas por la mezcla con glicerina. Las piezas quedarán flexibles y casi inalteradas en su color.
Cuando retiramos de la mezcla, lavamos suavemente con agua y jabón y secamos completamente.
El método ideal para secado de flores delicadas, con pétalos delgados (como pensamientos, tulipanes, anémonas, etc.) es el secado con gel de sílice (se consigue en droguerías).
El método consisten en cubrir el fondo de una caja con el sílice, ubicar las flores, y tapar completamente con otra capa del producto. Debemos asegurarnos de que el material penetre bien entre los pétalos. Luego, cerramos la caja y dejamos en lugar seco y oscuro. El gel de sílice absorberá la humedad de los pétalos, y las flores se conservarán en excelente estado.
Este método tiene un inconveniente, y es que hay que ir controlando el proceso para que las flores no se dañen. Un exceso en el tiempo de exposición al sílice puede quemarlas, por lo que ya no servirán.
A partir de los 5 días, conviene comenzar a verificar el proceso. Pero si las flores son muy delicadas o muy pequeñas, un día puede ser suficiente.
El mismo proceso se puede hacer con arena común (que también es sílice), bórax o harina de trigo. En este caso, como son materiales menos absorbentes que los cristales de sílice, es probable que tarden unos días más. Debemos asegurarnos de que la arena cubra también el interior de las flores.
Es necesario usar una buena cantidad de material absorbente, para que se mantenga siempre lo más seco posible. De lo contrario, las flores corren peligro de pudrirse.