Si nos gusta tener flores frescas en la casa, podemos comprarlas o cultivarlas nosotros mismos. Pero, además, es bueno conocer algunos trucos para que los ramos de flores que ponemos en los jarrones nos duren más tiempo.
Si tenemos espacio en el jardín, hay muchas flores que podemos cultivar, aptas para cortar: entre las de bulbo, tenemos las fresias, nardos, tulipanes y azucenas. Y algunas de las vivaces que podemos plantar en casa son las clásicas rosas, los claveles, violetas, dalias, gerberas, peonias, crisantemos, guisantes de olor o alverjillas, clavelinas.
Para que, una vez cortadas, las flores duren más tiempo, podemos implementar algunos trucos. En primer lugar, es aconsejable comprarlas o cortarlas a primera hora de la mañana, antes de que les dé el sol. Si las hemos comprado, en cuanto lleguemos a casa debemos ponerlas durante un par de horas en un recipiente en el que el tallo quede completamente sumergido. Si son del jardín, haremos un corte en bisel al extremo del tallo, y luego las pondremos directamente en el jarrón. Siempre hay que quitar las hojas de la parte del tallo que quedará sumergido.
Podemos usar cualquier jarrón, pero los de plata son los mejores, porque la plata pura tiene un efecto antibacteriano en el agua, y ayuda a conservar las flores. Otros trucos para que las flores duren más son: echar en el agua una aspirina, o un chorro de vinagre blanco, o unas gotas de lejía, o zumo de limón.
También podemos comprar unos productos específicos, conservantes para flores, que eliminan las bacterias del agua. Lo que evitaremos, con estos productos, será el cambio de agua diario, operación esencial para conservar nuestros ramos por más tiempo. Pero, de todos modos, cada día tendremos que cortar el extremo del tallo.
Siempre evitaremos que nuestras flores en jarrón reciban sol directo o estén expuestas a corrientes de aire o a altas temperaturas. Durante la noche podemos sacarlas al exterior (si no es invierno), o dejarlas en un ambiente fresco.
Si las flores que compramos se marchitan demasiado rápido, podemos recurrir a un truco muy poco conocido: cortamos el extremo de los tallos y ponemos las flores en un jarrón con agua caliente. Una vez que el agua se enfríe en forma natural, cambiamos por agua fresca y volvemos a poner las flores. Es casi seguro que revivirán.