Si tenemos una terraza, balcón o patio, y nos gustan las plantas, podemos tenerlas en macetas, tomando ciertas precauciones para que estén siempre en el mejor estado. Los factores a tener en cuenta son la cantidad de luz (poca, mucha, sol directo), el viento, y los tipos de macetas que debemos usar.
En terrazas o balcones con demasiado viento, será necesario poner plantas duras o, caso contrario, generar algún tipo de protección, como un muro artificial de cañas de bambú, plantas de papiro (controlando el crecimiento, porque pueden alcanzar varios metros), cortinas de junco, o cualquier otro.
Si tenemos sol directo, las especies a elegir dependerán, en parte, de la hora en que dé el sol. Las plantas con flores serán las que mejor crecerán en estas condiciones. También los frutales, hortalizas y legumbres (sí, crecen perfectamente en macetas).
Para que las plantas crezcan con buena forma, todos sus lados deben estar expuestos al sol la misma cantidad de tiempo. Rotaremos las macetas en forma regular, cada cierto tiempo (puede ser una vez por semana), para que conserven su forma y las hojas crezcan de manera pareja.
Las macetas de plástico pueden calentarse mucho si están al sol directo. Deberemos regar más seguido para que la tierra no se caliente demasiado y no pierda totalmente la humedad. Las macetas de barro pueden agrietarse o romperse con los cambios bruscos de temperatura. En invierno, si estamos en zona de heladas frecuentes, podemos envolverlas en lona o arpillera.
Si el clima es muy seco, podemos poner las macetas sobre platos con agua, para que la tierra no se reseque, y pulverizar las hojas, para hidratarlas. Es conveniente que el fondo de la maceta no apoye directamente en el plato, sino sobre una capa de grava, para que las raíces no se pudran. Las macetas deben estar perforadas en el fondo, para drenar el exceso de agua. Para que no se escape la tierra, pondremos trozos de macetas rotas o piedras.
Recuerda que la tierra de las macetas se agota y endurece más rápidamente que la tierra de jardín. Deberemos abonar y aportar nutrientes con mayor frecuencia, y cada tanto hacer un recambio parcial de tierra, mezclando con compost, perlita o fibras, para airearla y que no se apelmace.