La necesidad de dividir un ambiente puede surgir por dos razones principales: porque el ambiente es muy pequeño y necesitamos crear diferentes espacios; o porque es demasiado grande y queremos aprovecharlo mejor.
No siempre levantar una pared es una opción viable, y muchas veces no es siquiera la mejor opción. Por lo general, lo que buscamos es dividir de forma “amable”, sin generar pantallas rígidas, ni encerrar totalmente los espacios, ni bloquear la iluminación de ninguna de las zonas.
Si se trata de un monoambiente, por ejemplo, en el que queremos diferenciar la zona de estar de la de dormir, una estantería o biblioteca abierta por ambos lados es la solución más tradicional. Cuando hayamos colocado los objetos en los estantes será, prácticamente, un muro divisorio. Si llega hasta el techo, en los estantes superiores conviene dejar espacios libres, para que pase la luz.
Si buscamos algo más sofisticado, existen unos ladrillos de cerámica, apilables, de diseño muy moderno, con los que se puede generar un muro que divida dejando pasar la luz. Como son huecos, podemos usar los ladrillos para colocar objetos. Son muy decorativos, pero la división es más visual que real.
Un sistema muy innovador y de reciente creación son los paneles de eco-resina. Se trata de un marco que sostiene una plancha de resina, en cuyo interior se pueden poner materiales diversos, pequeños objetos, colores y hasta telas. Como la resina es transparente, si no se carga mucho el interior, deja pasar la luz, pero sin permitir una visión completa, que es lo que se busca. Estos paneles se fijan al piso o las paredes, según el requerimiento. Hay modelos con decoración estándar, pero también se hacen a medida.