El Feng Shui es una técnica milenaria que conjuga la disposición de objetos decorativos y funcionales, colores y texturas, en cada rincón de nuestro hogar, en busca de propiciar la buena circulación de las energías positivas y la desviación de las negativas de nuestro entorno. Este estilo o técnica responde a cinco elementos básicos: agua, tierra, fuego, metal y aire, cada uno representado por formas, colores, espacios y elementos, como veremos en esta nota.
El elemento madera es la representación de la tierra, de la vida vegetal, de nuestro entorno natural. Refleja la brotación, la floración, el desarrollo de la vida vegetal en el mundo, como símbolo de la vida animal también. Entre los elementos que lo representan, las maderas, ramas y plantas vivas son los principales, pues emiten Chi de vida (positivo) y lo retienen, maximizando su influencia favorecedora en nuestros ambientes.
Las maderas (muebles, troncos, ramas, varas) son considerados elementos Yin, mientras que las plantas, las flores (frescas), los árboles en el suelo, son considerados maderas Yang.
Entre la paleta cromática, la madera se representa mayormente por el color verde, en varias tonalidades. Este elemento se ubica mejor en los sectores orientados hacia el este y el sureste. Este elemento se ve influenciado por el fuego (de manera negativa), y es buena influencia para el elemento agua. Conjuga bien con el elemento tierra.
El elemento fuego es vida, es energía, y es imprescindible para nuestros espacios. Es considerado un elemento yang, relacionado al calor, al verano, a la energía. Se representa con velas, chimeneas u hogares a leño, y objetos de color rojo (y con el color rojo en general).
La electricidad es un representante del Fuego Yin, mientras que la llama (hornillos, quemadores, velas y demás) son elementos de Fuego Yang. Su dirección más propicia es orientada hacia el sur. Se ve influenciado de manera negativa por el agua (lo apaga), e influencia de mala manera al metal y la madera (los derrite). Conjuga bien con el elemento tierra.
La tierra se relaciona al verano tardío y al inicio del otoño. Se representa con elementos telúricos: piedras, cerámicas, barros, ladrillos, tejas, terracotas y tierra en sí. Se representa mayormente con el color café, y su orientación más propicia se divide entre el suroeste, el noreste y el centro. Recibe sus mayores influencias del agua y de la madera.
El metal es el elemento del otoño, representado mediante elementos fríos de metal, incluyendo plata oro, bronce, cobre y otros. También se ve representado por una paleta cromática de blancos, grises y especialmente plateados. Es el elemento del oeste y del noroeste. El metal afecta positivamente a la madera, y se ve influenciado por el fuego, que lo derrite. Conjuga bien con el elemento agua.
El agua es la fuente de vida, es la base de la existencia misma. En la decoración se representa con agua en vida, es decir, con estanques, peceras, acuarios, fuentes, bebederos. Sus colores de representación son el azul y el negro, y es la señal máxima de abundancia. Ha de ser ubicado hacia el norte para una mejor influencia, y se relaciona con el invierno y el frío. Influencia bien sobre el fuego (aplacándolo), sobre la tierra y la madera, y es buena compañía para el metal.