Ya que la habitación es un cuarto sumamente personal, íntimo, casi un santuario para sus ocupantes, la decoración ha de reflejar la personalidad. Si el habitante es alguien sumamente activo y enérgico, quizás un estilo Zen o minimalista no sea el adecuado, y lejos de permitir el descanso y la relajación, hará sentir incomodidad.
También la personalidad determinará las bases, ya sea en cuanto a la paleta cromática, como también a los estilos, formas, incluso a los muebles y elementos. La habitación debe permitir el descanso, la comodidad y la buena función a la hora del sueño, pero también al momento de la relajación diurna.
Lo óptimo es partir con la inspiración del color, pues de este elemento podemos definir muchos otros. Una habitación de colores vibrantes, como rojos, anaranjados, fucsias, puede ser del gusto del ocupante, pero puede también impedir su relajación. En este caso, partimos del color y lo adaptamos a un tono adecuado, más bien neutro, para que la habitación refleje la personalidad y el gusto, pero sea funcional en el aspecto de distención y descanso.
La iluminación de la habitación debe ser, óptimamente, natural de día y tenue de noche. Si sueles leer en la cama, puedes colocar un velador de mayor potencia, pero la luz general debe ser cálida, relajante, libre de ruidos, y más bien tenue. De este modo, la habitación será un lugar de relajación y descanso, y no una de estudios, trabajo o actividades anexas.
La luz natural es esencial a la hora del despertar: recarga las energías, propicia el mejor humor, y también permite la concentración en las actividades como el aseo personal, el vestirse y el arreglarse para salir a enfrentar el mundo. Luego, a lo largo del día, probablemente el lugar quede vacío.
La única pieza de mobiliario imprescindible en la habitación es la cama. A partir de allí, puedes colocar los muebles que te resulten de necesidad, minimizando la colocación de piezas anexas, propiciando los espacios libres y la buena circulación en la habitación.
Entre las piezas de mobiliario extra encontramos la mesa de noche, una cómoda, un tocador, un placard anexo, baúles y cestos, y también piezas decorativas o funcionales, como un asiento, una silla de lectura, u otros.
En cuanto a la tecnología, procura tener la menor cantidad posible: un velador, una luz de techo o general, quizás un ventilador o un AA. Evita televisores, equipos de música u otros, que impedirán tu correcto descanso y que pueden emitir sonidos, vibraciones, y estáticas molestas.