A la hora de decorar nuestra cocina, debemos pensar en nuestra personalidad y en la creación de un ambiente placentero, en el que nos sea acogedor realizar nuestras tareas diarias. Y una excelente opción es decorarla al estilo francés.
Este estilo se caracteriza por la combinación de elementos rústicos y elementos típicos de las casas campestres de la campiña francesa. Otorga a cualquier ambiente una apariencia rural, cálida y tradicional, evocando los prados de lavanda y la naturalidad de las granjas francesas.
En cuanto a los colores, debemos utilizar el amarillo en sus diferentes tonalidades, como el oro o el amarillo soleado. También serán ideales tonos como el rojo óxido, verde pasto, lavanda, azul cobalto, cobre, negro y la gama de los colores tierra, inspirándonos en los artistas impresionistas de la campiña francesa, como Van Gogh, Monet y Renoir.
El mobiliario debe ser abundante, característica primordial del estilo francés: muchos armarios y mesas de madera, como así también muebles de mimbre. Los enseres deben estar fabricados en maderas claras o pintados en blanco brillante, ya que así aumentaremos la luminosidad de nuestra cocina. En cuanto a las sillas, podemos utilizar las clásicas Thonet (abundan en los cafés parisinos), con rejillas y cómodos asientos de tela.
Entre los accesorios no pueden faltar los jarrones con flores, cuencos con dibujos campestres, como girasoles o uvas, cestas de alambre, ollas de cobre y cerámicas. En las telas de cortinas, almohadones o sillas, deberemos utilizar la conocida Toile de jour. Además, podemos agregar rayas, estampados floreados y cachemira, para consumar la ilusión.
Los electrodomésticos en tonos metálicos ayudan a recrear el carácter minimalista que también distingue a este estilo. Entre los metales, podremos utilizar hierro oxidado, para otorgarle un aire antiguo a la decoración. Para completar el carácter francés en nuestra cocina, debemos optar por materiales rústicos como el ladrillo, la piedra o el barro para el piso del ambiente.
A modo de almacenaje, debemos tener en cuenta que las cocinas rurales de Francia eran pequeñas; no contaban con mucho espacio para guardar utensilios y demás elementos, por lo que usaban técnicas de almacenamiento muy prácticas y originales que podemos tomar como inspiración.
Tengamos en cuenta los bastidores y despensas realizadas en hierro forjado para almacenar panes y otro tipo de alimentos. Además, podemos ubicar allí recetarios, libros y revistas de forma prolija. Para guardar los vinos podemos utilizar estantes de madera o, al igual que en el caso anterior, de hierro forjado. No olvidemos las canastas de mimbre para manteles, servilletas y hasta las frutas y verduras, que le darán un aire muy campestre a nuestra cocina.