El Feng Shui describe una milenaria práctica de distribución de las energías en los ambientes, a partir de la correcta colocación de las orientaciones de mobiliario, objetos decorativos, colores, texturas y más.
Hoy aprenderemos la manera correcta de disponer los espacios en la oficina hogareña, para propiciar la mejor circulación de las energías y atraer la prosperidad y el bienestar en este importante ambiente.
El Chi es una de las energías que circula por nuestros entornos. Su nombre designa a la “energía vital del Universo”. Y puede tomar dos formas: Chi bueno, y Chi malo.
El Chi “bueno” es el que fluye suavemente, con buena longitud, y es atraído por espacios abiertos, bien iluminados, organizados y limpios. Este Chi atrae la buena fortuna, la prosperidad y la felicidad.
El Chi “malo” es el encargado de estancar los planes y trabar los objetivos. Se desplaza a gran velocidad, desvaneciéndose casi de inmediato. Es atraído por los ambientes húmedos, oscuros, desorganizados y sucios. También se relaciona con elementos decorativos y funcionales, puntiagudos o filosos.
Así como en la habitación la cama es el elemento preponderante, en la oficina lo es el escritorio o el objeto que cumpla su función. Debe ser un mueble personal, que no haya sido usado antes por otra persona (aunque sí podemos compartirlo, no es lo más recomendado).
El escritorio debe colocarse en un punto desde el cual se visualice la puerta o el sitio de ingreso a la oficina hogareña, aunque no en línea recta (pues quedaríamos expuestos a todas las energías que ingresan). Si fuese imposible, puedes poner un espejo por sobre tu escritorio, de modo de poder visualizar la puerta. El espejo debe estar alto, sin que te reflejes en él.
Por detrás del escritorio debe haber una pared, mueble, planta grande o algún elemento que proteja al usuario. No es recomendable tener elementos filosos o puntiagudos, cristales (como ventanas) ni nichos o “techos” por detrás y encima de la persona. Una pared de piso a techo, lisa y decorada con cuadros, será lo ideal. Evita las estanterías colgantes, pues reprimen la libre circulación de las energías.
En cuanto a la decoración y a la disposición de los demás componentes de la oficina hogareña, procura evitar los elementos en punta o las esquinas que apunten hacia tu escritorio o sector de trabajo.
Finalmente, mantén siempre tu escritorio u oficina ordenada, limpia, con el papelero vaciado al final de la jornada, bien iluminado (de preferencia con luz natural) y en condiciones prósperas, para que a su vez atraigas la prosperidad a tus actividades.