Quienes tienen la fortuna de vivir en hogares con grandes parques y jardines conocen bien que, para su completo disfrute, también se requiere de un enorme esfuerzo de mantenimiento y cuidado. Aunque sigue siendo el sueño de muchos.
Pero incluso si tienes un pequeño jardín puedes convertirlo en tu propio paraíso personal, logrando diseños y paisajes fáciles de mantener y, especialmente, una planificación decorativa sencilla, económica y muy especial. Aprende algunos buenos consejos en esta nota.
Si compras o rentas una vivienda, lo más probable es que tengas un jardín más bien limitado y pocas posibilidades de ampliarlo. Por eso, el primer paso es analizar qué es lo que quieres hacer en ese jardín, para saber de primera mano qué factores y detalles debe incluir el diseño. Luego, debes ponerte manos a la obra en su decoración.
Recuerda que el jardín es más que un espacio verde: es una habitación más del hogar. Dependiendo de tus actividades, tu zona de residencia, la composición del grupo familiar y algunos otros factores (como el gusto y las disponibilidades) el jardín puede ser un área recreativa, que incluya o no mascotas, zonas de juegos, piscina, sillas y mesas para comer fuera, hamacas para relajarse, comederos de aves silvestres, reposeras para asolearse, estanques, fuentes y muchísimas otras opciones.
Determinando el uso deseado para tu jardín, podrás facilitar el dibujo del diseño o plano para establecer las zonas y los elementos (mobiliario, canteros y demás).
Una de las maneras de optimizar la decoración en un jardín pequeño es contemplar las posibilidades del espacio, pero también en vertical. Por lo general, obviamos las paredes y estructuras verticales del jardín (desde columnas hasta árboles), pero son un recurso especial en la ambientación de exteriores.
Aprovecha para complementar con plantas trepadoras y enredaderas, decoraciones de pared (fuentes, aguamaniles, incluso rejas) para hacer un decorado más amplio. También aprovecha los elementos verticales para complementar la iluminación del exterior: en lugar de un farol, por ejemplo, adosa reflectores pequeños a las ramas de altos árboles, y aprovecha también para colocar hamacas y mecedoras junto al tronco.
Retira los elementos del centro del jardín, para hacerlo ver más amplio. Reemplaza paredes por cercas y enrejados abiertos, y si el ambiente lo permite, coloca plantas bajas y cercos verdes de baja estatura, para no limitar el ambiente.
Pon ladrillos y rodajas de tronco en los laterales del jardín, para fomentar una circulación más amplia: tener un centro verde y libre hará apreciar el jardín como más amplio, y también permitirá usar mejor el espacio, colocando allí muebles de exterior móviles, de modo de optimizar el uso según la ocasión.
Optimiza los rincones del jardín, pues son zonas que suelen quedar desatendidas u ocultas tras grandes matas de arbustos. En lugar de ello, mueve las plantas del lugar y crea un estanque pequeño, rodeado de plantas trepadoras y de despliegue vertical. De este modo tendrás un punto focal interesante, aprovecharás el ambiente, y ampliarás el espacio de uso.
Evita el desorden en el jardín. Puedes colocar un cerco con plantas, por ejemplo, para ocultar los muebles fuera de uso, las maquinarias y otros elementos. Esto restará un poco de espacio, pero hará que el ambiente se vea más ordenado y, en definitiva, ampliará su percepción de superficie.
