Mucho puede hablarse sobre la planificación de los jardines, patios y exteriores del hogar, desde muchos aspectos. Hoy veremos las bases fundamentales para cualquier planificación en el exterior, configurando el jardín como una habitación más de nuestro hogar, adecuándonos a sus propias características.
Para hacer un apropiado diseño de jardines debemos tener en cuenta sus condiciones naturales. El clima, la humedad y el terreno son cuestiones que podemos aprovechar para un mejor resultado, en lugar de intentar modificarlos por medios artificiales.
Con respecto al clima, debemos saber analizarlo a lo largo del año. Debes conocer los detalles climáticos de la ciudad y también de la zona donde se encuentre ubicada la casa y su jardín. Estos detalles climáticos incluyen las temperaturas máximas, mínimas, y promedio de las cuatro estaciones del año, así como la trayectoria diaria de la radiación solar, para conocer los puntos más iluminados y de mayor recepción de calor en el terreno.
También entre los detalles climáticos debemos conocer las características de humedad, tanto la humedad del ambiente, como también sobre las lluvias, nevadas y demás. Los detalles del viento recibido no son menores. Aunque podemos frenar el viento de los puntos del jardín cultivando especies tupidas de alturas adecuadas (como cercos verdes, arbustivas y demás), este es un punto a considerar, pues el viento puede alterar el desarrollo (¡y hasta impedirlo!) en determinadas variedades vegetales.
Conocer nuestro clima nos permitirá adaptar el diseño del jardín aprovechando las especies vegetales más apropiadas para cada punto específico del jardín, en relación a su resistencia al calor o al frío (según sea el caso) y también a la alta o baja humedad.
Por ejemplo, hay plantas de flores que son anuales, y no soportan bien la baja temperatura. Puedes elegir un sitio cálido de tu jardín para plantarlas allí, o bien cultivarlas en maceta, de modo que ante la llegada de la estación fría puedas trasladarlas hacia un cuarto cerrado, en el interior del hogar, o bien puedes proyectar un invernadero con telas plásticas en el jardín.
Por otro lado, los árboles y arbustos frutales necesitan, por lo general, de veranos cálidos e inviernos fríos, para poder desarrollarse y brindar así sus sabrosos y vistosos frutos. Colócalos en sitios abiertos, espaciosos, con buena luz y con una adecuada exposición al clima, a lo largo de todo el año.
Conoce, así, los microclimas de tu jardín. Recuerda que los sitios con edificaciones, con variedades preexistentes y demás, crearán climas especiales en estos puntos específicos. Aprovecha estos puntos para propiciar protección y calidez a especies pequeñas y en desarrollo, para luego moverlas a sus sitios definitivos.