Pocos accesorios para el hogar son más útiles que la lámpara de pie, especialmente para las casas de familia en la que los niños estudian, los adultos leen, o donde se desee iluminar un espacio con una mesita de café creando un rincón acogedor.
Las lámparas de pie son hermosas y funcionales, pero tienen algunas desventajas, como la de ocupar un espacio en la habitación que estaría libre si se utilizara una colgante o un spot en la pared. Pero también tienen sus ventajas: se pueden cambiar de lugar redecorando el espacio fácilmente, iluminan a media altura, dan una sensación de mayor amplitud en una habitación de techo bajo, son íntimas, acogedoras, y muy útiles para usar en cualquier rincón de la casa que se desee iluminar.
Sin embargo, hay que considerar el aspecto práctico. Una lámpara de pie no se puede colocar en una zona de alto tránsito, en especial si en la casa hay niños o mascotas, pues puede ser peligroso, y si la lámpara tiene un buen peso podría causar accidentes. En esos casos, lo mejor es determinar si será de utilidad en un rincón o detrás de un sofá para que el accesorio se pueda utilizar sin riesgo y sea útil.
Antes de elegir una lámpara es ideal tener una idea clara del espacio que se necesita iluminar, y en base a ello elegir el modelo según su altura y al tipo de luz que irradia, así como al material y el color de su pantalla.
Una lámpara alta con una pantalla de base amplia con la suficiente inclinación dará más luz que una más baja con pantalla pequeña. Y para saber si es la lámpara correcta para iluminar el espacio sin que moleste a la vista, lo mejor es probarla: la luz que irradie no puede ir más alto que la barbilla de una persona.
Elegir una lámpara en base a la decoración del espacio es muy importante. Para ello, se debe tener en cuenta el estilo de los demás muebles, los colores y los materiales utilizados en el espacio que se iluminará.
El material de la pantalla que difumina la luz es importante en una lámpara de pie. Las pantallas blancas o de color claro brindan más luminosidad, y las oscuras o de telas opacas dan una iluminación más sutil.
Luego de adquirida la lámpara, el próximo paso es elegir la lamparilla más adecuada: una ideal que se utilice para leer debe tener un mínimo de 100 vatios y es mejor si no es reflectante, no produce deslumbramiento ni tensión ocular, como una halógena o bombilla de tungsteno.