Las alfombras de fibras naturales, tales como las de yute, de cáñamo u otras similares, son sumamente hermosas e ideales para proteger los pisos y decorar una habitación, sin embargo, tienen la desventaja de que se ensucian fácilmente.
Al adquirir una alfombra de fibra natural, es aconsejable saber cómo cuidarla para que se mantenga en óptimas condiciones y cumpla su función de un revestimiento para suelos aislante y decorativo. Antes que nada, debes saber que antes de desenrollar y colocar permanentemente cualquier alfombra de fibra natural debes desenrollarla, darla vuelta y dejarla en la habitación durante 48 horas, a fin de que tome la humedad existente y sus fibras se adapten al nuevo ambiente. Pasado este tiempo, ya puedes colocarla en su lugar.
Para mantener en buen estado una alfombra natural de fibra, ya sea de hilo sisal, yute, cáñamo, cardo u otra, debes colocarla en un sitio donde no esté en contacto con los rayos directos del sol. Si le vas a colocar muebles encima, es bueno ponerle protectores de goma a las patas de las sillas, mesas u otro mobiliario.
Las alfombras de fibra no se pueden lavar y menos enjabonar. Para limpiarlas, puedes pasarle una aspiradora o realizarle una limpieza en seco. Por eso es importante tener en cuenta de que no es adecuada en una casa donde haya mascotas (especialmente si suelen dormir en las alfombras), o en donde no sea posible mantenerla en óptimas condiciones, ya sea por el alto tránsito o porque se realicen actividades en las cuales se pueda manchar.
Las alfombras de bambú es un tipo de alfombra natural que se puede lavar con una pequeña cantidad de agua y jabón en el caso de que se manche, sin embargo, lavar una alfombra de bambú requiere de un procedimiento especial.
Para limpiarla, primero le debes quitar el polvo con una aspiradora y lavarla con un producto de limpieza especial. Si lo deseas, puedes hacer un limpiador casero para alfombras de bambú combinando 1 cucharadita de vinagre con 1 cucharadita de detergente, y diluyendo este limpiador en 2 litros de agua tibia.
Una vez que hayas quitado las manchas de la alfombra con un paño empapado en el limpiador casero, la tienes que secar. Para ello frota la superficie con una toalla o paño seco y limpio.
Si sabes cómo limpiar una alfombra natural, ésta durará muchos años viéndose como nueva, y seguirá cumpliendo la función de hacer más agradable los ambientes, proteger tus pisos y mantener la decoración de tu hogar.