El piso de la cocina es una de las cuestiones más relevantes a tener en cuenta a la hora de renovar dicho espacio. Sin embargo, la mayoría de nosotros no le otorgamos la importancia que realmente merece, y los resultados de no reparar en esta cuestión pueden ser diversos: desde tener una cocina nueva, pero que terminará pareciendo pasada de moda, hasta sufrir diariamente a la hora de la limpieza.
En principio, debemos saber cuánto tiempo deseamos que nos dure el piso, es decir, hemos de decidir si preferimos un piso muy bonito pero con una corta vida útil, o una inversión a largo plazo, ya que esto será determinante a la hora de definir nuestro presupuesto. Esto acotará, claro, nuestras posibilidades de elección. Queda claro que el tiempo de duración de nuestro piso será inversamente proporcional al precio del mismo.
En segundo lugar, es esencial tener en cuenta que el piso de la cocina, al ser un espacio bastante castigado, debe ser particularmente resistente, ya que estará sometido a golpes, manchas y derrames cotidianamente, y condenado al tráfico diario de todos los integrantes de la familia. Sin mencionar la elevada exposición a humedad, vapores y grasitud propios del ambiente.
Como vimos anteriormente, es aconsejable, a la hora de elegir el piso de la cocina, priorizar el aspecto práctico por sobre nuestro gusto personal. El piso debe demandar un mantenimiento mínimo, que no consuma mucho tiempo de nuestras vidas, teniendo en cuenta que se limpia diariamente.
Entre todos los materiales existentes, el menos recomendable es la madera, ya que si se mancha, se nos hace difícil su lavado, pues no podemos mojarla con tanta asiduidad. Detengámonos a pensar por un segundo en la grasa, innato adversario de la madera: es casi imposible hacer desaparecer manchas en este material, a menos que esté especialmente tratado. No obstante, si aún queremos otorgarle calidez a nuestra cocina, podemos elegir algún tipo de madera fuerte y resistente como el haya o el roble, siempre y cuando reciba los cuidados necesarios. A estos pisos podemos aplicarles aceites y barnices especiales para madera que evitarán la absorción de manchas y facilitarán la limpieza.
Gracias a su acabado, los pisos laminados son una alternativa a la madera y una opción que cada día tiene más adeptos. Hay que tener en cuenta que su calidez es menor pero su limpieza no se nos complicará tanto, ya que podemos lavarlos cada vez que necesitemos. Al fin y al cabo, lograremos tener ese acabado que añorábamos, con mínimo mantenimiento.
Otra opción son los pisos de cerámica, que son mucho más aptos para una cocina. Son clásicos y tradicionales ya que, según el modelo, no pasan rápidamente de moda. Su limpieza es muy sencilla y el material es altamente resistente.
Además, existe una gran cantidad de hermosos diseños que podemos combinar a la hora de decorar nuestra cocina. A tener en cuenta: siempre nos conviene elegir baldosas grandes que disminuirán la cantidad de juntas de nuestro piso. De este modo, lograremos una unión visual de la superficie y, a la vez, habrá menos juntas que limpiar.
Por último, es importante que tomemos nota de algunos tips. Recordemos que los colores claros dan sensación de mayor claridad y espacio, pero los más oscuros, en la gama de las tierras, crean un espacio más hogareño y cálido. Asimismo, el acabado del piso también puede distorsionar la percepción del tamaño de nuestra cocina: una terminación más brillosa hará que nuestra cocina luzca más grande, mientras que una terminación más opaca achicará el espacio.
Lo importante es mantener el piso en óptimas condiciones, limpiándolo a diario y proporcionándole el cuidado que necesite, de acuerdo al material que hayamos elegido.