Los jardines zen en miniatura son representaciones del universo para los japoneses, y son formas a escala del formato clásico del jardín japonés.
Se utilizan desde épocas ancestrales para propiciar el estado meditativo y son, para el mundo occidental, una terapia natural contra el estrés.
Un jardín zen en miniatura es el adorno ideal para una sala sobria de estilo japonés, y es también un regalo encantador para darle a alguien que trabaje en un escritorio, pues colocado cerca de la computadora recrea la vista cansada y es un detalle relajante, que brinda paz espiritual. Una de las actividades que se recomiendan para alejar el estrés, es hacer figuras con un rastrillo pequeño sobre la arena o arreglar las piedras, mientras respiramos e intentamos hacer una pausa mental.
Materiales:
Procedimiento:
Para comenzar, pinta la caja, barnízala, encérala o déjala al natural.
Llénala con arena blanca y fina. Dicen los expertos que este elemento favorece la serenidad y la calma, y sin duda, será relajante si te hace recordar unas bellas vacaciones pasadas. Para ello, puedes utilizar arena un color especial, que te recuerde un lugar paradisíaco al que has ido últimamente.
Agrega las piedras según el método japonés, es decir, buscando la posición justa para cada una, intentando la expresión más estética y relajante. Haz varias pruebas para ubicarlas de modo ideal y alisa la arena.
Se dice que estas piedras representan los obstáculos en el camino de la vida, y se disponen de acuerdo con el estado anímico, promoviendo la reflexión y la meditación.
Pon a
un lado el rastrillo, para hacer formas onduladas en la arena, entre las
piedras.
Coloca el jardín japonés en una mesa baja, cerca de un confortable sillón, o sobre el escritorio, para descansar la vista y alejar el estrés.
Puedes cambiar las formas cada vez que quieras, poniendo o quitando rocas, haciendo dibujos o alisando la arena.
Fuente e imagen:
http://www.instructables.com/id/How-to-build-your-own-desktop-zen-garden/intro