Todo jardín requiere de mantenimiento, eso es inevitable. Hay ramas por podar, hojas y flores muertas que debes retirar, zonas que necesitan ser aseadas. Ya que estamos tratando con especies vivas, el mantenimiento del jardín es lo que mantendrá su belleza.
Por ello, cuando hablamos de mantenimiento no decimos “sin”, sino que enunciamos “de poco” mantenimiento. Esto significa que la belleza de tu jardín necesitara una mínima interacción de tu parte, con la regularidad que quede determinada a partir de los trucos que apliques y de la tecnología que aproveches.
A la hora de diseñar el jardín, debes tener en cuenta el análisis del terreno, la observación de la trayectoria solar y las zonas de sombra, los sitios de mayor y menor humedad, la proximidad y lejanía de paredes, construcciones y también de hogar. A partir de estos detalles, podrás aplicar trucos que permitan el bajo mantenimiento, en un jardín resplandeciente y adecuado a su entorno.
Para diseñar un parquizado de bajo mantenimiento, hay elementos que puedes aprovechar. Por ejemplo, en lo que respecta a la tecnología, los sistemas automatizados de riego son ideales, pues aplican una cantidad minimizada de agua, orientada a los sectores de necesidad, al atardecer o por las noches. Ya no tendrás que andar de aquí para allá con regaderas, confiándote en que el riego sea suficiente aún cuando no estés en casa.
También hay elementos de diseño que puedes aprovechar. Por ejemplo, crea veredas y sitios de descanso sin vegetación en el suelo. Los pisos de madera son muy costosos de mantener, por eso, elige pisos de ladrillo o adoquines, o la versión aún de menor mantenimiento: pisos de piedras. Estos se apoyan simplemente sobre la tierra removida y se fijan con el tiempo, requiriendo sólo agua para su limpieza.
Para minimizar el riego, conservar la humedad del suelo y prevenir la erosión, nada mejor que el mantillo y el musgo. Esto minimizará tu interacción, evitando el desarrollo de yuyos y mejorando las condiciones del suelo con su sola (y decorativa) presencia en la tierra de canteros, maceteros o jardineros, alrededor de árboles y plantas. También recuerda complementar tu jardín con plantas autóctonas, que ya están habituadas al clima y a las condiciones de tu ciudad. Es una opción económica y de bajo mantenimiento, a diferencia de las llamativas plantas de otras procedencias.
Entre los elementos a evitar para un jardín de bajo mantenimiento, quizás el césped o pasto sea el principal. Reemplázalo por variedades de menor mantenimiento, que no necesiten cortes o sesgados regulares, y que minimicen la necesidad de riego y de productos de desarrollo, como el trebolillo, la pachisandra japonesa o las llamadas “coberturas” (que incluyen la chépica).
Los cercos, paredes decorativas, rejas de madera y demás pueden ser muy llamativas, y puede que decoren de manera sensacional. Sin embargo, necesitan de pinturas y tratamientos de manera regular. Si quieres crear divisiones o separaciones, reemplaza los cercos por enrejados plásticos (de los que a veces se usan en la construcción, para evitar la caída de los elementos) y siempre plantas enredaderas o arbustos alrededor, para que lo cubran en cuestión de una temporada.