En un jardín japonés el agua siempre está presente, ya sea por medio de cascadas, fuentes y estanques, o de forma simbólica, en la arena rastrillada o en las piedras aplanadas que representan corrientes de agua.
El encanto del jardín japonés evoca un paisaje de un mar calmo, que rodea las llamadas “islas” de piedra o roca. Otros elementos forman parte, pero el que no puede faltar es el líquido vital, en algunas de sus formas.
Al estilo básico del jardín japonés se le conoce como “Colina y laguna” y es un jardín llamado “de paseo”. Se compone por una o varias colinas (o formaciones de piedra o roca) y un estanque (o uno simbólico - arena rastrillada).
El estanque puede tener un sendero que lo rodee y estar formado por rocas, piedras pequeñas o gramilla. Alrededor suele encontrarse árboles, arbustos, juncos y matas de flores, de las especies del estilo del jardín japonés. Es ideal que tenga una isla, un puente hacia ella, y sobre la misma una glorieta o pabellón. Las linternas japonesas o los farolillos de piedra pueden estar sobre una colina o roca, y reflejar su luz en el agua.
Otro elemento muy común en el jardín japonés es la percepción del agua como sonido, ya sea en cursos de agua, cascadas de piedras o cuencos de bambú.
Por otro lado, los puentes sobre el agua son ideales para crear un jardín de estilo japonés, y para ello no es necesario tener un río en el jardín. Para crear un curso de agua pequeño en una pendiente no se necesita mucho trabajo y es la excusa ideal para hacer un “cruce”, que es otro simbolismo muy fuerte.
Los jardines zen llamados “de contemplación” (Karesansui, paisaje de montaña y agua) presentan una estructura donde situarse desde lo alto para divisar el agua. Se trata de crear una colina (espacio alto, formación de piedras, estructura de madera, glorieta, pabellón) desde la cual se divise el agua, su sonido y lo que en ella se refleja, de modo de facilitar la meditación.
Este tipo de jardines es muy común en los templos y por este motivo son conocidos como Jardines zen.
Para crear un jardín zen, comienza por la ubicación de las piedras. Para ello puedes seguir las recomendaciones del Sakutei-ki, manual japonés que describe diversas técnicas de este arte.
No olvides las plantas, para agregar diversidad, colorido y aromas florales evocando un jardín zen de contemplación. Tampoco olvides el agua, que es un elemento que no debe faltar en el diseño de un jardín de estilo japonés.