La TV es uno de los artefactos electrónicos más usados del hogar, sea para entretenernos, para informarnos y, gracias a los avances de la tecnología, también para navegar la web, mantener nuestros contactos, y hasta para reproducir contenidos de todo tipo. Pero la elección de una televisión tiene muchos factores a considerar… entre ellos: su diseño y cómo encaja en la ambientación de la sala donde vayamos a lucirla.
Aquí te contamos algunos detalles sobre las distintas opciones tecnológicas en lo que respecta a estas pantallas, para que tu próxima tele sea la más adecuada a su uso y también a la decoración de la estancia.
Los viejos televisores pesados, enormes, ya están desapareciendo de nuestros hogares. Más tecnología y mejores opciones en el mercado nos permiten renovar estos viejos armatostes por versiones compactas, planas, que ni requieren de muebles de apoyo, pues permiten ser colocadas en altura, en las paredes o sobre minúsculas superficies.
En estas nuevas versiones tendrás mejor calidad de imagen, mejor nitidez, y además un aspecto estético incomparable al de las viejas pantallas curvas o planas de los artefactos de grandísimos volúmenes, en particular en versiones de mayor cantidad de pulgadas.
Entre las opciones actuales disponibles en el mercado puedes hallar pantallas LED mayormente, y en variantes bidimensional y tridimensional. También poseen mejores colores y menor consumo energético, dato por demás considerable en hogares en los que la TV pasa la mayor parte del tiempo encendida.
En lo que respecta al tamaño, debes adecuarlo al ambiente. Una técnica es cortar (o unir) trozos de papel, colocarlo con cintas en la pared o en el sitio donde vaya la TV, e ir recortándolos hasta determinar un tamaño máximo adecuado.
Las pantallas se ofrecen hasta en 63 pulgadas o más. Pero estos tamaños son en verdad enormes para un uso hogareño, además, te acostumbran a esta visualización haciendo que toda otra pantalla sea diminuta (detalle a considerar si trabajas con el ordenador, por ejemplo).
También puedes optar por adquirir una pantalla televisiva de unas 32 pulgadas, por ejemplo, y un cañón o proyector. Estos son artefactos que se conectan al computador, a la señal televisiva (de aire, cable, satelital, la que sea) y emiten una proyección sobre superficies de mayores dimensiones, sean paneles desplegables (como si tuvieses tu propio cine en casa) o alguna pared despejada. Esta es una gran solución para ver películas o eventos destacados con muchas personas, sin incurrir en el gasto de un televisor de demasiadas pulgadas que sería de incómodo uso diario.