Cada color tiene en nosotros tres significaciones: la personal a partir del gusto, la cultural a partir de nuestra formación, y la propia o vibratoria.
En la primera de estas determinaciones hablamos de nuestros gustos, de los recuerdos que almacenamos en la mente respecto de ese color, de lo que a nuestra personalidad mejor le combine. Y esta es una de las maneras de elegir el color de la decoración del hogar: a partir de nuestra personalidad. Pero, ¿qué color va con qué estilo de personalidad?
Diversos estudios han apoyado una clasificación básica de la asociación entre el color y los tipos de personalidad estereotipados, es decir, un aglomerado que agrupa a las personas según algunas características específicas.
No es que cada uno de estos colores combine sólo con ese tipo de personalidad, sino que se trata aquí de convidar el resultado de tales asociaciones, a niveles generales, para que los uses a modo de guía para renovar cada ambiente de tu hogar, a partir de su o sus ocupantes.
El color azul es el tono de la calma, Quienes prefieren rodearse de azul suelen ser compasivos, estables y también rutinarios. Es el más relajante de los colores posibles, y se corresponde con una persona reservada, meditativa, en conexión con el entorno natural como también urbano, pero desde su lugar privado.
El rojo es el color del amor y de la pasión. No es extraño, así, que quienes prefieran el color rojo sean personas optimistas, apasionadas por la vida, y muy animadas a dar el primer paso. Son personas atrevidas y algo extravagantes. Sus elecciones van desde los tonos rojo pasión hasta los borravinos o borgoñas, y también hacia los rosados. El rosa es el gran elegido por personalidades de alto carisma y seguridad.
El verde es el más natural de los tonos. Es el elegido por estilos de personalidad naturalista, tranquila aunque animadas, y muy balanceadas. No se refiere tanto a la conexión con el entorno natural como se pensaría. En lugar de ello, se relaciona al verde con las personas de buena civilitud y moral.
En negro es un color casi erótico en lo que respecta a la decoración, aunque también se lo relaciona con la clase y la elegancia a partir del análisis de personalidad. Se relaciona con personas que gustan de demostrar su opulencia, y también es el gran elegido por quienes conservan secretos. El blanco, por su parte, combina con personas de mayor inocencia, aunque también de mayores exigencias. Se trata de individuos ordenados, metódicos y puristas. El gris, en cambio, es el de las personas poco osadas, más convencionales y reservadas, algo temerosas y parciales a los compromisos, muy similar al beige.
El amarillo es el de las personalidades más extrovertidas, pero también es el gran elegido por las personas intelectuales, amantes de la literatura y del conocimiento. También se lo relaciona a los aventureros y a los viajeros. El dorado, en cambio, es el tono de la opulencia y del glamour, muy elegido por personas más tradicionales y convencionales.
En naranja es el color de los alegres, de los sociales y amigables que siempre son el centro de atención en las reuniones, mientras que el púrpura o lila es el de las personalidades dramáticas, inclinadas a las artes y a un poco de extravagancia.
Finalmente, los tonos café, marrón y tierra con los de las personas serias, estables y aquellos en los que todos los demás dependen.
