Cuando decoramos nuestra casa y no tenemos una idea clara del estilo que queremos darle, lo más seguro es elegir alguno tradicional (y esto no significa antiguo), como para que el resultado sea, finalmente, armónico y equilibrado.
Cada estilo suele tener colores que lo caracterizan, muebles de determinado diseño, telas de tapicería específicas, etc. Por supuesto, la idea no es seguir al pie de la letra estas características, sino usarlas como orientación, añadiendo el toque personal que transforma una casa en nuestro hogar.
Uno de los estilos más utilizados en decoración es el victoriano. Es muy elegante y combina elementos ingleses con griegos. En sus comienzos, este estilo sólo era utilizado por la nobleza y la clase más adinerada, pero luego se popularizó.
Los muebles de estilo victoriano se caracterizan por estar fabricados en maderas finas, y tanto las mesas, como las sillas y sofás tienen patas talladas. Los tapizados son de telas elegantes, como terciopelo, con agregado de lazos y bordados en piedras. El mármol es el complemento de la madera para las mesas y aparadores.
Las alfombras victorianas son las típicas de Bruselas o Wilton, gruesas y con diseños clásicos en colores. Si ese estilo nos resulta demasiado cargado, podemos optar por alfombras orientales. Lo ideal es colocar varias alfombras individuales, en los distintos sectores de la sala de estar.
Los cortinados también se realizan en telas ricas y pesadas, como brocado o terciopelo. Pueden ser lisas o con diseño floral. Las cortinas muy pesadas se sostienen con lazos, al abrir. Como actualmente estas cortinas serían no sólo caras sino muy pesadas, podemos reemplazar por telas como madrás o seda.
El empapelado es de diseños florales, y los colores habituales son rojo, verde y azul, sobre base color crema. Los papeles típicos victorianos tienen textura. Si preferimos la pintura al empapelado, podemos tomar esos mismos colores para definir nuestro esquema, y pintar con alguna técnica como esponjado, por ejemplo, para añadir textura.
La decoración de las paredes se completa con cuadros con marco de madera o dorado a la hoja. Los cuadros típicos de la época victoriana eran los retratos familiares. Los candelabros sobre las mesas son la ornamentación habitual, apoyados sobre carpetas de encaje o bordadas.